La palabra que sí cruzó

«El nombre de una niña brillaba como un faro pequeño, como una palabra que sí cruzó.»

El cuaderno de los invisibles – Xavier Dueñas

📖 ¿Puede una palabra llegar más lejos que un cuerpo? ¿Puede el lenguaje abrir caminos que la política cierra?

La escena es mínima y poderosa: una niña escribe su nombre, lo levanta como una bandera y se ríe. Parece un juego, pero es un acto de afirmación radical. Aunque muchos cuerpos queden en el camino, hay palabras que cruzan. Una sílaba escrita con verdad tiene más fuerza que un muro. Esas letras —torpes, sinceras— no garantizan seguridad, pero sí identidad. Y eso, en contextos de olvido y expulsión, es una forma de victoria. Porque nombrarse es el primer paso para no desaparecer.

Este texto forma parte del relato El cuaderno de los invisibles

Escribir al vacío

«Esas cartas no tendrían destino. Nadie las recogería… Y sin embargo, las escribían con una solemnidad que partía el alma…»

El cuaderno de los invisibles – Xavier Dueñas

📖 ¿Qué nos empuja a escribir aun cuando sabemos que nadie responderá? ¿Por qué lanzamos palabras al vacío esperando que alguien las escuche?

En el relato, muchas personas escriben cartas que nadie leerá. Lo hacen con devoción, como si al trazar cada letra se protegiera algo esencial: la memoria, la identidad, la voz. ¿No hacemos algo parecido cada día en redes sociales? Posteamos, escribimos, compartimos pedazos de nuestra vida esperando ser reconocidos. Aunque el contexto sea distinto, el deseo es el mismo: que alguien nos vea, que alguien diga “te leo”. A veces, escribir no es para ser leído, sino para seguir existiendo en medio del ruido.

Este texto forma parte del relato El cuaderno de los invisibles

¿Qué nos hace valiosos

«Tu firma no vale sin papeles», dijo, como si la frase ya no perteneciera a una lengua viva…»

El cuaderno de los invisibles – Xavier Dueñas

📖 ¿Dónde empieza el valor de una vida? ¿Quién decide qué existencia es legítima y cuál puede ser borrada con un sello?

Hay escenas que resumen un abismo: un niño muestra su nombre escrito con cuidado y es ignorado por un sistema que exige papeles. Pero, ¿cuándo comenzamos a aceptar que solo lo validado por una institución merece existir? Esta pregunta nos obliga a mirar más allá de los trámites y los números: lo humano no puede medirse en sellos. En un mundo que borra a los que no encajan, sostener la pregunta por el valor de cada vida es un acto de resistencia y de conciencia.

Este texto forma parte del relato El cuaderno de los invisibles

Leer para existir

«Eduardo le había escrito su nombre con letra clara y espaciada, letra de niño paciente, tendido como un puente que invita al otro a cruzar con confianza.»

El cuaderno de los invisibles – Xavier Dueñas

📖 ¿En qué momento leer y escribir dejaron de ser una necesidad vital y pasaron a ser un privilegio? ¿Y qué ocurre cuando reaprendemos que son herramientas para decir “aquí estoy”?

En los márgenes del mundo, donde nadie te llama por tu nombre, trazar una letra puede equivaler a plantar bandera. Enseñar a leer no es solo una tarea educativa: es, a menudo, la primera posibilidad de que alguien exista con voz propia. En contextos de exclusión, donde los papeles deciden si una vida vale o no, leer tu nombre puede ser más transformador que cruzar una frontera. Este acto mínimo, íntimo y frágil, encierra una verdad radical: existir empieza cuando alguien te nombra… o cuando por fin te nombras tú.

Este texto forma parte del relato El cuaderno de los invisibles

Ternura en el barro

«La última palabra escrita era esperanza. Aparecía en la esquina de una hoja ya arrugada, a medio camino entre la tinta y el lodo…»

El cuaderno de los invisibles – Xavier Dueñas

📖 ¿Puede sobrevivir la ternura en medio del desastre? ¿Qué sentido tiene seguir cuidando lo frágil cuando todo alrededor se desmorona?

Hay una imagen que no se borra fácilmente: un cuaderno manchado, una palabra herida, un hombre que lo recoge como si rescatara un pedazo del alma. En un mundo donde todo se mide por su utilidad o por su eficacia, cuidar una hoja escrita con manos temblorosas parece un acto menor. Pero es precisamente en esos gestos —íntimos, absurdos, tercos— donde la dignidad se manifiesta con más claridad. Aferrarse a una palabra cuando todo invita a rendirse no es ingenuidad: es resistencia profunda. Esperanza no es una promesa; es la obstinación de seguir escribiendo aunque el barro intente borrar la historia.

Este texto forma parte del relato El cuaderno de los invisibles