Caminar descalzo sobre la herida del mundo

“No era juego: era un modo de seguir existiendo.”
“Aquí la gente se parte en pedazos.”
“¿Ya se fue con mis ojos?”

Cuando los niños dejan de correr – Xavier Dueñas

📖 ¿Dónde termina la mirada y empieza el temblor? ¿Qué ocurre dentro de nosotros cuando nos asomamos, sin intermediarios, a un dolor que no es nuestro, pero que tampoco podemos ignorar?

Hay relatos que no se leen: se atraviesan. Este es uno de ellos. Cada palabra tiene la temperatura de un testigo que ya no puede callar. No hay artificio, no hay concesión: solo una voz que se arrodilla ante la pérdida y nos invita a mirar —no para entender, sino para no olvidar.

Leer este texto es como caminar descalzo sobre una tierra aún caliente de dolor. No hay filtro, ni distancia de seguridad. Solo la verdad cruda y sin maquillaje, esa que duele pero también nos despierta. Porque a veces, lo más humano que podemos hacer es estremecernos.

Este texto forma parte del relato «Cuando los niños dejan de correr.»

Una ternura que duele, pero no se rinde

«La llama no solo ilumina, acompaña. Y en su vaivén contenido encuentro el mismo ritmo que quiero dar a mis palabras.»

No hay noche sin nombre – Xavier Dueñas

📖 ¿Qué sentido tiene la ternura en un mundo donde nada parece bastar? ¿Por qué seguimos ofreciendo caricias cuando sabemos que no alcanzan para detener el dolor?

Hay ternuras que no alivian, pero acompañan. Que no curan, pero resisten. Leer este relato es como tocar una piel herida que, a pesar de todo, sigue confiando. Me quedé pensando en cuántas veces en nuestra vida cotidiana seguimos abrazando, escuchando, cuidando… aunque ya sepamos que el final no cambiará.

Y sin embargo, lo hacemos. Porque no todo lo que importa se mide en resultados.

A veces, una mano tibia en la noche basta para no desaparecer del todo.

Este texto forma parte del relato «No hay noche sin nombre»

Lo invisible que sostiene el mundo

«Porque aquí, para resistir, se deben abandonar fragmentos de una misma por el camino.»

Nada crece aquí – Xavier Dueñas

📖 ¿Cuántas veces hemos admirado la fortaleza de alguien sin preguntarnos qué tuvo que soltar para mantenerse en pie?

Hay dolores que no gritan. Cuerpos que caminan sin dejar huella, pero sostienen la vida de otros con gestos pequeños, casi imperceptibles. En una sociedad que premia lo visible, olvidamos que muchas resistencias son mudas. El relato de Zeynab no exalta héroes, sino a quienes, sin ser vistos, siguen el día después del día. Porque resistir, a veces, es un acto sin público, sin eco, sin aplausos. Pero no por eso menos real.

Este texto forma parte del relato «Nada crece aquí»

Un árbol sin hojas, pero firme

«Vi a la niña en cuclillas, cerca de una estaca. Dibujaba con un palo. Era un árbol. Sin hojas. Sin sombra. Pero firme.»

Huellas en la arena – Xavier Dueñas

📖 ¿Cuántas veces, en medio del dolor, hemos trazado sin saberlo nuestro propio árbol sin hojas?

Ese gesto silencioso, el dibujo de un árbol en la tierra seca, es una declaración de existencia. No necesita palabras ni testigos. En medio del exilio, de la pérdida y el miedo, hay actos que nos devuelven a nosotros mismos. No porque lo cambien todo, sino porque afirman que algo, aunque apenas sea una chispa, aún late. En tiempos duros, nuestros trazos también pueden ser raíces.

Este texto forma parte del relato Huellas en la arena.

Sostener al otro cuando apenas te sostienes

“Intento ser su consuelo. Me esfuerzo por hablarle con ternura, por hacerla reír, aunque sea un poco. Pero también yo estoy roto. No solo por la pérdida, sino por todo lo que no fue.”

Estoy aquí – Xavier Dueñas

📖 ¿Cómo acompañar a alguien en su dolor cuando también estamos cargando el nuestro?

Muchos vivimos desde hace años una especie de cansancio del alma. A veces no podemos ofrecer alegría, ni certezas, ni soluciones. Solo podemos ofrecer presencia. Y esa presencia, por muy frágil que sea, tiene un valor inmenso. Porque incluso cuando estamos rotos, también podemos ser refugio para otros.

Este texto forma parte del relato Estoy aquí.