Lo que creí perdido volvió a tocarme

“Me giraba para marcharme cuando la vi. Una niña. No tendría más de doce o trece años… Guardó silencio. Yo también. Y en ese cruce de miradas, el tiempo pareció suspenderse.”

El abrigo rojo – Xavier Dueñas

📖 ¿Cuántas veces hemos ofrecido algo sin saber si fue recibido? ¿Cuántas veces pensamos que lo que dimos se perdió, que no fue suficiente, que no dejó huella?

Y sin embargo, a veces —cuando menos lo esperamos— ese gesto regresa. No como lo imaginamos, sino como un eco transformado en consuelo. En esta historia, un simple abrigo rojo se convierte en la prueba de que el amor dado con verdad siempre encuentra su camino de vuelta. Tal vez no cuando lo esperamos, pero sí cuando más lo necesitamos.

Este texto forma parte del relato El abrigo rojo

La brasa que no se deja apagar

“A veces creo que uno no desaparece cuando muere, sino cuando deja de ser nombrado.”

El nombre que me diste – Xavier Dueñas

Quien ha sido arrancado de su historia sabe que hay recuerdos que no sanan, pero sostienen. Como una brasa que parece apagada pero sigue caliente bajo la ceniza.

📖 ¿Cuánto de nosotros permanece vivo solo porque alguien, en algún lugar, sigue recordando nuestro nombre?

Vivimos rodeados de nombres, pero muy pocos nos tocan de verdad. Ser nombrado es ser mirado, reconocido, sostenido. Y cuando esa voz que solía decir nuestro nombre con ternura desaparece, algo en nosotros se desvanece también. La identidad no se pierde de golpe, sino en los silencios.

Este relato nos recuerda que recordar es un acto de resistencia. Que la memoria, por dolorosa que sea, es el hilo que nos une a lo que amamos. Y que, a veces, basta con pronunciar un nombre en voz baja para no desaparecer del todo.

Este texto forma parte del relato El nombre que me diste

Ternura en el barro

«La última palabra escrita era esperanza. Aparecía en la esquina de una hoja ya arrugada, a medio camino entre la tinta y el lodo…»

El cuaderno de los invisibles – Xavier Dueñas

📖 ¿Puede sobrevivir la ternura en medio del desastre? ¿Qué sentido tiene seguir cuidando lo frágil cuando todo alrededor se desmorona?

Hay una imagen que no se borra fácilmente: un cuaderno manchado, una palabra herida, un hombre que lo recoge como si rescatara un pedazo del alma. En un mundo donde todo se mide por su utilidad o por su eficacia, cuidar una hoja escrita con manos temblorosas parece un acto menor. Pero es precisamente en esos gestos —íntimos, absurdos, tercos— donde la dignidad se manifiesta con más claridad. Aferrarse a una palabra cuando todo invita a rendirse no es ingenuidad: es resistencia profunda. Esperanza no es una promesa; es la obstinación de seguir escribiendo aunque el barro intente borrar la historia.

Este texto forma parte del relato El cuaderno de los invisibles

Una tristeza que no pide lágrimas

“Nos quedamos en el muelle. Nadie dijo que había que hacerlo, pero nadie se fue. […] No me atreví a comer, porque masticar en ese momento me parecía casi una falta de respeto.”

Desde la orilla – Xavier Dueñas

📖 ¿Se puede llorar sin lágrimas? ¿Cómo se reconoce el dolor cuando no grita?

Hay momentos en los que el alma se repliega, se acurruca en lo hondo, y lo único que necesitamos es quedarnos. No para entender, sino para no huir.
La tristeza que narra este fragmento no es la del desgarro, sino la del silencio compartido. Esa que no encuentra palabras, pero se manifiesta en gestos mínimos: no encender música, no abandonar el lugar, no romper el aire con palabras innecesarias.

Este texto forma parte del relato Desde la orilla

La rabia que no se grita, pero quema

“La fila permaneció. En este lugar, la compasión interfiere, porque socorrer a otro es renunciar al turno, regresar con las manos vacías y el alma aún más desierta.”

La sombra del Tamarindo – Xavier Dueñas

Hay dolores que no estallan en llanto ni buscan consuelo. Se viven en silencio, como un deber impuesto, como una condena que nadie firmó. La rabia silenciosa, la que no rompe nada por fuera, pero va horadando por dentro, es tal vez la más peligrosa… o la más transformadora.

📖 . ¿Cómo seguir caminando cuando ayudar al otro se convierte en una amenaza para uno mismo? ¿Qué mundo estamos sosteniendo cuando la solidaridad se castiga?

Vivimos tiempos donde muchas personas hacen colas para sobrevivir. En comedores sociales, en hospitales colapsados, en fronteras que niegan paso. Y frente a esa espera, se instala una rabia que no siempre encuentra palabras, pero sí ecos. Este fragmento, aunque ambientado lejos, resuena aquí, ahora, en cualquiera de nuestros barrios donde la dignidad se desgasta esperando.

Este texto forma parte del relato La sombra del tamarindo