El lenguaje secreto del dolor mudo

«Me acomodo el abrigo con un gesto lento, casi sin darme cuenta, como si en algún rincón remoto de mi cuerpo aún esperara que tus manos aparecieran para ayudarme.»

Donde el silencio me espera – Xavier Dueñas

Hay dolores que no se expresan con palabras ni con lágrimas. Son los que se esconden en nuestras rutinas, en los pequeños gestos cotidianos que repetimos sin entender del todo por qué.

📖 ¿Cuántas veces nos movemos por el mundo acompañados por alguien que ya no está, pero cuya presencia habita cada movimiento nuestro?

El dolor mudo no desaparece: se transforma en costumbre, se aloja en lo más íntimo de nuestro cuerpo, y desde allí nos habla, suave pero insistentemente. Es un tipo de compañía que no se ve, pero que nos moldea, nos humaniza.

Este texto forma parte del relato Donde el silencio me espera.

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