Voces de un mundo herido
Cada uno de los relatos de esta serie nace de un temblor íntimo, de esa conmoción que a veces aparece sin previo aviso y se queda latiendo en el pecho. Son historias recogidas desde la orilla de lo visible, desde ese lugar donde la dignidad se defiende con gestos mínimos y la esperanza no se proclama, pero insiste.
Cada relato es un lugar de refugio, una invitación a quedarse junto a lo que duele, una forma de decir: aquí también hay vida, aquí también hay belleza, aquí también se sostiene el mundo.
Si decides leer alguno de estos relatos, hazlo con el alma disponible. No son relatos para pasar el rato, sino para detenerse. Para recordar. Y, quizás, para empezar a mirar desde otro lugar.

Un sueño lo cambia todo: rostros, ruinas, memorias del conflicto entre Gaza e Israel se filtran en el alma de quien decide no mirar hacia otro lado. Este relato es un despertar íntimo a la compasión, donde escuchar ya es una forma de esperanza..

En un albergue de Tapachula, en la frontera sur de México, un migrante hondureño enseña a leer a otros invisibles. Entre lluvias, redadas y nombres borrados, escribe en un cuaderno donde cada palabra es un acto de dignidad y resistencia.

En el corazón del Congo, donde la infancia es secuestrada por la guerra, un niño escribe una carta que resiste al olvido. Este relato es un grito callado contra la desmemoria, y un acto de ternura que se niega a morir incluso con las manos armadas.








