Donde el silencio me espera

Antes de leer

Hay pérdidas que no se gritan. Simplemente se quedan, como una presencia callada que cambia la forma en que se respira, se camina, se recuerda. Este relato nace de una de esas pérdidas. No busca respuestas ni consuelos perfectos, sino una forma de estar en el mundo cuando ya no se espera nada con urgencia. A través de una rutina que se vuelve rito —un banco, un atardecer, un abrigo que se acomoda solo—, la narradora va descubriendo que la paz no siempre llega como certeza, sino como una tregua humilde con lo que fue. Una paz imperfecta, sí, pero suficiente para volver a casa por dentro.

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