Cuando aprendemos a mirar con los zapatos de otro

«Marco miró sus manos: las marcas finas que le habían dejado los aros parecían mapas diminutos. El colegio se sentía grande y pequeño a la vez: grande por todo lo que aún no conocía, pequeño por los pasillos que, si no mirabas, se encogían.»

Cambio de zapatos – Xavier Dueñas

¿Cuántas veces caminamos por la vida sin detenernos a pensar en cómo se sienten los demás en esos mismos pasillos?

📖 Ponerse en los zapatos de otro —o en sus ruedas— no es un simple juego de empatía: es un acto que cambia para siempre la manera en que miramos lo cotidiano.

La infancia es el terreno fértil donde sembramos esta mirada. Leer historias como la de Marco y Leo es abrir un espacio para que los niños descubran que la verdadera fuerza no está en ser más rápido o más listo, sino en aprender a acompañar el paso del otro.

Este texto forma parte del cuento Cambio de zapatos.

Correr un banco… y abrir un mundo

«Dani levantó el banco y esperó hasta que Marco pasó con la silla. No dijo nada. Ese esperar pesó menos que cualquier chiste.»

Cambio de zapatos – Xavier Dueñas

📖 ¿Cuántas veces un gesto sencillo, casi invisible, puede hacer sentir a alguien que sí pertenece, que hay un lugar pensado para él?

Correr un banco parece poca cosa, pero en realidad es un acto de reconocimiento: “te veo, te tengo en cuenta, cabes aquí conmigo”.

En un aula, en una familia, en un grupo de amigos, estos gestos son semillas de inclusión. Enseñar a los niños a notarlos y a practicarlos es prepararles para una convivencia más justa y respetuosa.

Este texto forma parte del cuento Cambio de zapatos.

“¿Te ayudo?”: la pregunta que construye puentes

«—Te echo una mano —dijo Leo, colocándose detrás. —Puedo solo —respondió Marco, cansado de manos y de miradas. La profesora observaba. —Pedir ayuda también cuenta —dijo, sin evaluarlo.»

Cambio de zapatos – Xavier Dueñas

Ofrecer ayuda es hermoso, pero también lo es aprender a hacerlo sin que el otro se sienta menos capaz. La clave está en preguntar con respeto, sin invadir, sin imponer. En la historia, Marco aprende que pedir y recibir ayuda no es un signo de debilidad, sino un puente hacia la confianza mutua.

Como adultos, podemos enseñar a los niños que un “¿te ayudo?” dicho en el tono adecuado puede cambiar la manera en que alguien vive un reto. No es salvar, es acompañar. No es mandar, es compartir.

Este texto forma parte del cuento Cambio de zapatos.