Antes de leer
Este cuento quiere ser algo más que la historia de un perro encontrado en la calle: es una invitación a reflexionar sobre la justicia entendida como cuidado compartido. “Lo justo” no siempre significa “para mí”, sino “para todos”.
A través de Ana, Luis, Camila y Mateo, los niños descubren que la justicia no se resuelve con discusiones ni competiciones, sino con empatía, organización y responsabilidad común.
Empieza el viaje
¿Alguna vez discutiste con tus amigos por algo que todos querían al mismo tiempo?
Un balón nuevo, el asiento de la ventana en el bus, el último trozo de pizza… Cada uno tiene sus razones y todos creen que lo “justo” está de su lado.
Eso mismo le pasó a Ana el día que apareció un perro en su calle. Uno con orejas desiguales, pelo alborotado y ojos que pedían cariño. Bastó que se dejara acariciar para que todos lo quisieran. Luis decía que le tocaba por ser el mayor, Camila prometía enseñarle trucos, Mateo aseguraba que en su jardín estaría mejor. Ana solo deseaba que, por una vez, alguien la eligiera a ella.
Pero el perro empezó a enfermar, y entonces la discusión cambió. Ya no bastaban las promesas ni los turnos inventados. Había que preguntarse algo más difícil: ¿qué significa de verdad ser justos con alguien que no puede hablar ni defenderse?
En este cuento acompañarás a Ana y a sus amigos en una aventura donde aprenderán que lo justo no siempre es quedarse con lo que más queremos, sino cuidar juntos lo que más nos necesita.
Prepárate: detrás de estas páginas late un perro con mirada brillante… y una pregunta que quizá tú también quieras responder.

